Enfermedades de transmisión sexual: gonorrea y sífilis

El frecuente contagio de enfermedades de transmisión sexual sigue siendo un problema preocupante en todo el mundo, y muy especialmente entre la gente joven. Hoy vamos a hablar de dos de las ETS más importantes: la gonorrea y la sífilis.

La gonorrea (también conocida como purgaciones) es una enfermedad producida por una bacteria llamada Neisseria gonorrhoeae que puede alojarse en los genitales, en el ano e incluso en la boca. Generalmente se contagia a través de la actividad sexual, pero también podría contraerse en el parto si la madre estuviera infectada.

Los síntomas de la gonorrea, de haber contraído la enfermedad, aparecen entre 2 y 30 días desde su contagio, y son muy diversos. En el hombre consisten en dolor a la hora de orinar, aumento de la frecuencia de las micciones, secreciones de color amarillento, inflamación del pene y los testículos e incluso picor en la zona de la garganta.

En el caso de la mujer, los síntomas son más difíciles de detectar. Aún así también pueden darse signos como más ganas de orinar y cierto dolor al hacerlo, extrañas secreciones vaginales, fiebre, nauseas o repentino dolor en la zona abdominal.

Para su correcto diagnóstico por el médico o el ginecólogo será necesario la recogida de muestras de la zona genital, el recto y la garganta. Una vez detectada la enfermedad, se tratará a base de antibióticos, cuya tipología variará en función de las características del paciente.

La sífilis se contagia a través de las mucosas y la sangre. La principal diferencia respecto a la gonorrea es que la sífilis es mucho más duradera, pues la bacteria que la provoca llamada Treponema pallidum puede llegar a permanecer en el cuerpo humano durante varias décadas, por lo que puede ser más duradera.

Su detección es bastante complicada, ya que sus síntomas resultan muy similares a los de otras enfermedades más comunes. De este modo, tras una primera etapa de incubación que puede durar varias semanas, la bacteria se expande e invade todos los órganos y tejidos. En la segunda etapa de la enfermedad, aparecen irritaciones en las palmas de las manos y plantas de los pies, caída del cabello y pérdida de peso o cefaleas, entre otros síntomas. En la tercera etapa, los problemas se agudizan, pudiendo derivar en lesiones cerebrales, cardiopatías, lesiones en la médula espinal e incluso la muerte.

El tratamiento, mientras sea posible, será en base a antibióticos, penicilina y doxiciclina, pero no siempre garantiza la curación del enfermo, por lo que puede ser una enfermedad mucho más complicada de tratar y erradicar.

Os recomendamos un sexo seguro, y sobretodo aumentar las protecciones cuando se trate de personas no conocidas o en inicio de relaciones con personas de riesgo.

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